[Los siete cofres del averno]
Caminando por el bosque se encontraron un cofre, Erkock con
la intriga empezó a dudar sobre aquella leyenda que le contaba su abuelo de
pequeño. Empezó a pensar Kennen y Almir min estaban ya algo desesperadas,
Erkock para convencerlas de que no lo abrieran durante un buen rato les contó
la leyenda llamada [Los siete cofres del averno] Era un día lluvioso
cuando mi abuelo caminaba por los bosques enfermos, caminando se encontró un
cofre rojo con pinchos, al lado aparecía una nota que ponía.
[Todos tenemos un trayecto, el tuyo puede acabar si lo abres]
Mi abuelo intrigado soltó la nota, y de pronto se quemó, esa
llama era un tanto extraña no se apagaba con la lluvia, mi abuelo entusiasmado
lo abrió y estaba vacío cuando vio aquello se extrañó así que siguió su camino.
Al cabo de las horas se escuchó unos llantos, mi abuelo se percató de aquello
pero no se asustó después mientras caminaba notaba como si alguien le
persiguiera pero esa sensación era un tanto extraña de notar pero estaba ahí.
Casi llegando a la villa se escuchaban caballos pasar pero por más que miraba
no lo veía, al cruzar el bosque no se
chocó con una pared invisible de la cual nadie podía ver, el pánico poco a poco
se adentraba dentro de él… Apareció una espesa niebla y de pronto aparecieron
unas sombras montadas en caballo, los ojos eran rojos, las patas las tenían
desgastadas, mi abuelo se sentó y cerró los ojos cuando de pronto notó como si
una voz le susurrara… “Si lo haces de nuevo iremos a por ti de verdad” y al
instante se desmayó. A la mañana siguiente despertó en un carro tapado con
mantas cuando de pronto apareció mi abuela y pensando que estaba borracho un
evento que hubo la otra noche le echó un sermón. Mi abuelo le contó lo que pasó
pero mi abuela creía que era una mentira, a la noche siguiente cuando todo
estaba más calmando mi abuelo no se podía dormir se sentó en la cama y vio que
brillaba una luz en la ventana cuando de pronto apareció otra nota mí abuelo
extrañado la leyó en la misma nota ponía
[No creen en tú palabra y a nosotros tampoco pagarán por
ello esas personas]
Al leerla de pronto se quemó y empezó a tener de nuevo esos
mareos, se tumbó en la cama y consiguió al fin dormir. A la mañana siguiente
pasó todo aquello que os conté y por ello mi abuelo enfermó.
Kennen y Almir con los ojos de sorprendidas le dijeron a
Erkock que lo abriera así poder llegar al templo donde se resguardan los siete
cofres del averno, por lo tanto decidieron hacerlo y echarle valor al problema.
Al abrir el cofre todo el entorno cambió y el bosque enfermó.
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